Tengo un reloj que no se para,
tengo una luna que no se esconde,
un amanecer cada mañana,
un reflejo en la ventana.
Después te miro y no tengo nada,
mi corazón se para,
mi sonrisa se esconde,
mi lengua se traba.
Te vas y tengo ganas
de verte otra mañana
reflejada en el Sol
y el Sol en tu mirada.
lunes, 24 de noviembre de 2008
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