viernes, 30 de enero de 2009

Perdido si tu no estas

Perdido si tu no estás
entre mis brazos otra mañana.
No me quiero despertar
de este sueño en tu mirada.
He olvidado mi vida
antes de tu sonrisa,
mi paraguas se escondía
abandonado en aquella esquina.

Y no recuerdo nada
que no haya hecho junto a ti,
sólo tu mirada
basta para hacerme sonreír.
El cielo, el infierno,
la montaña o el mar,
no pueden parar mi camino:
yo te tengo que encontrar.
Encontrarte junto a mi
sentadita en silencio.
Apoyada en la pared
cortando el viento,
con tu sonrisa sin veneno
dominas corazones.
En tus brazos no hay tormentos,
solas nacen más canciones...

domingo, 25 de enero de 2009

Desierto

Toda una noche me quedaría hablando contigo, hasta ver salir el Sol por mi ventana y la Luna caer sobre el mar, pero me hace tanto daño, que moriría cuando me abandonases. Luché por eliminarte de mi corazón, por borrar tu recuerdo de mi vida, por encontrar palabras que pudieran acercarme más a ti. Pero es imposible, el destino nos ha demostrado que no podemos estar cerca el uno del otro, sin peligro de odiarte y amarte a la vez, de ser la persona más triste sumergido en el más eterno de los gozos, que es contemplar como la Luna de medianoche baña tu pelo y tu sonrisa con su mortecina y blanca luz.
Moriré otra vez si vuelvo a enamorarme de ti. Moriré si vuelves a escapar con mi paraguas por aquella plaza azul, alejándote para siempre, sumergida en el mar de personas que te servían para ocultarte y esconder la vergüenza que nació de aquel sentimiento tan sincero que tú eras incapaz de comprender y que yo ahora me lamento de haber tenido.
Solo el tiempo y el destino podrán borrar las huellas de aquel extraño y rápido diciembre, en el que crecí de repente, a un precio que preferiría no haber tenido que pagar y poder vivir en las nubes, dejándome llevar por la brisa, que lleva la arena y el olor del mar a los acantilados, desde todavía puedo ver aquel triste amanecer en el que desperté añorando tu sonrisa.
Pero he de ser fuerte y cambiar, el gozo por tu ausencia, la esperanza por melancolía, el bien por la pérdida, la victoria por la derrota, tu mirada por mi reflejo, tu sonrisa por mi llanto, y el mar por el desierto.
Un desierto por el que caminaré acompañado, a veces perdido, solo, sin saber que siempre estará mi sombra, recordándome lo malvada que fuiste, lo iluso que yo fui, lo mal que gasté mi tiempo en intentar tocar el cielo sin llegar a la montaña.
Y te vuelvo a encontrar, en un oasis, perdido, fuera de mi mapa, un oasis que no debería estar ahí, un engaño de los sentidos, un sentido sufrimiento que me ofrecerá un agua irreal de la que yo beberé con temor, deseando que fuese real, deseando que no fuese fuego lo que me recorriese por las entrañas, ni tu la musa que todavía inspira el camino en este inhóspito paisaje.
Al final me rindo,
y me dejo convencer,
por tu sonrisa enigmática
que me quiere hacer perder
el poco sentido común que poseía,
y que cambie de opinión:
tu vida por la mía;
y que cambie de estación,
la verdad por la mentira;
y que muera de dolor.

miércoles, 21 de enero de 2009

El temor de un valiente.

¿Cómo podré olvidarte, si todavía en mis sueños apareces tú? ¿Cuándo dejará de dolerme el tiempo que pasa cuando tú no estás?

Parece que han pasado siglos desde la última vez que hablé contigo, que vi a través de tus profundos ojos un rayo de luz, y en tu sonrisa no había miedo a nada. Cuando el cielo no se oscurecía cada vez que yo miraba por la ventana, sino que salía el Sol, más alto, por encima de los edificios que rodeaban tu casa, tan solo para verte sonreír pensando en aquel día que pronto llegará.

Aquel día hace que ahora se nuble mi corazón, se borre de mi labios la sonrisa, y naufrague en el mar de la desesperación, la soledad, y el miedo de no poder olvidarte mientras tú te alejas más y más de mi.

¿Es de valientes resistir y luchar? ¿No dejarse amedrentar por las circunstacias, y jugarte todo solo para poder dormir tranquilo, sin tener que lamentar el no tenerla entre tus brazos todo el tiempo del mundo, y poder besar sus labios al menos una vez antes de morir?

Tal vez es más valiente luchar contra uno mismo, dominarse y no dejar que el cielo caiga encima de tu alma tan solo por tratar de tocar el cielo, de alcanzar tus sueños, de convertir en realidad ese deseo que te congela el alma y te mata por dentro.

Yo no sé que deseos esconde tu alma, pero sí que solo las personas que esconden su cobardía bajo un manto de falsa valentía, mueren aplastados por el peso del destino.

domingo, 11 de enero de 2009

Como antes

Como antes, volver a encontrar
tus brazos en el frío de la soledad.
Volver a tener tu amistad
y olvidarme de tanta frialdad.