domingo, 21 de diciembre de 2008

El amor es...

El amor es la sensación más estúpida que puede ser concebida como algo bonito y puro. Es el engaño de los sentidos, la pérdida de la capacidad de concebir el mundo real, viviendo en un mundo plagado de sueños donde la ira no existe y sólo hay felicidad y éxtasis. Es la muerte de los sentidos: de repente hueles su perfume, ves su reflejo en la ventana (donde si no), oyes su voz en la oscuridad, sientes como su piel te rozaba.
Ante su ausencia el alma fallece hecha girones, tirada en un rincón de tu oscura habitación, pregutándole al tiempo cuánto queda para volver a verla, sin poder hacer nada ante la posibilidad de perderla.
Pero como el ser humano es imperfecto, tiende a equivocarse una y otra vez en lo mismo. Tiende a caer en la misma piedra, pero aún así, se arriesga, tal vez sin pensar en las consecuencias de sus actos. De este modo, se arriesga, o tal vez se queda quieto, lloriqueando porque teme plantarle cara a su destino, y dejando pasar la ocasión de mejorar su vida, de ser feliz, o tal vez, protegiéndose de su propio destino y su amargo final, destruyendo sus sueños y esperanzas y convierténdose en una marioneta de el recuerdo que aquella sonrisa dejó en su alma, de aquella marca que aquellos labios dejaron en su piel.
El ser humano no puede vivir sin amor, al igual que no puede vivir sin sueños. Tampoco un poeta puede vivir sin escribir, aunque no sea poesía, para contarle al mundo cómo se siente, aunque tal vez no sirva para absolutamente nada, pero al menos el poeta descansa en paz acostado en su cama.

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